Un año pasó de la muerte de Alfonsín, y más allá de que el período fue corto, pareciera que fue ayer cuando lo velaban en Congreso. Me refiero a esto porque los medios de comunicación volvieron a inundar las pantallas, las páginas y los espacios en radios homenajeando al ex presidente.
La figura de Alfonsín por más discutida que sea, hoy representa desde lo simbólico la ausencia, la vacante que existe de un líder. Las sociedades suelen construirlos y los depositan en el sillón de Rivadavia.
Me pregunto desde hace un tiempo, ¿quién será nuestro próximo líder?, ¿tendrá la suficiente capacidad de redireccionar al país?, ¿llegará y dará otro cambio de timón?, ¿cuándo llegará el proceso de continuidad política para construir un modelo de país a largo plazo?
¿Sembrará Alfonsín en los actuales dirigentes interrogantes que despierten su reflexión?
2 comentarios:
me da la sensación que siempre esperamos... y que nunca llegamos.. creo que hay quienes deben dirigir la embarcación.. pero nadie ocupa mejor que nosotros el lugar de peón... el lider sin sus peones no es nadie...
creo que podemos creer que cada unos es un lider... que cada unos tienen la posibilidad de cambiar la historia cotidiana y monotona, donde se conjugan las sales para salar los días, para darle vida a la vida... o podemos creer que somos los peones que amasan incansable el pan de todos los dias... de cualquiera de las dos formas tomamos el timon en nuestras manos y dejamos de pensar que otros pueden hacer las cosas por nosotros...
gracias por ayudarnos a pensar...
Coincido con vos Cin, en que nadie más que nosotros debemos dar los primeros pasos para construir una democracia sólida. Y principalmente debemos ser ciudadanos activos.
No obstante, espero que a la hora de depositar nuestro voto, seamos conscientes y sepamos elegir un líder que busque consenso. A esta altura gran parte no tiene más ganas de ver como los políticos se dedican más a declarar que a accionar sobre los problemas.
¡Te mando un abrazo grande!
Publicar un comentario