El diario Perfil, en su versión digital publicó una nota muy interesante en la columna 4-4-2. En la misma se observa como el periodista Rob Hughes, del New York Times le pide disculpas a Diego Maradona a través del prestigioso diario estadounidense.
“Menospreciamos tu nombramiento como entrenador. Creímos que Julio Grondona, el presidente de de la Federación Argentina de Fútbol de 78 años, había perdido todo sentido de la razón al pedirte a vos, un ícono en descenso sin reconocimiento como técnico, que recoja un equipo roto y lo conduzca a través de esta Copa del Mundo. Bueno, demasiado para tan poca experiencia.”, sigue la carta.
El rendimiento del equipo parece haber hecho a Hughes cambiar de parecer. “Pase lo que pase entre Argentina y Alemania en Ciudad del Cabo el sábado, tu equipo ha sido la alegría de este torneo. Le has dado vida a una era excesivamente prudente en el deporte. Tus jugadores – Lionel Messi, por supuesto, Carlos Tevez, Gonzalo Higuaín y otros- dejaron de lado sus inhibiciones”, elogia el periodista
Hughes se refirió a cómo encontró el equipo Maradona y su manera de hacerlo jugar. “El grupo de jugadores que heredaste está claramente desbalanceado. Tenés más delanteros de los que necesitás, y muy pocos defensores de real calidad. Aun así, la mayoría de los entrenadores certificados se propusieron hacer lo que Brasil ha realizado durante el transcurso del torneo – defender con más jugadores y atacar de manera esporádica-. No así Maradona. Vos liberás al equipo, jugás a atacar, atacar y atacar”.
“Y cuando das licencia como has hecho con Messi, Tévez y compañía, también nos liberás. Cuando tu equipo destroza la cautela de sus oponentes, nos sentimos como niños que todo lo que quieren es ser delanteros. Tus payasadas en la línea lateral personifican esto”, prosigue Hughes en sus disculpas.
Los inicios y la desconfianza. Hughes hizo especial hincapié en su texto en los técnicos de manual y en el pasado de Maradona. En su actitud lúdica y sus gestos infantiles. “No nos engañamos, Diego, por el traje gris y los zapatos lustrados. Vemos a través de ese traje formal un hombre reviviendo su juventud, un hombre de 49 años que fue el genio del 86”.
“Alemania representa un verdadero desafío, especialmente para tu defensa. Sin embargo, no estamos seguros de que te preocupe cualquier oposición. Cuanto más lejos va tu equipo, más cerca estás de despojar el mito y la mística de que el el trabajo del técnico es una ciencia que sólo puede tener éxito a través de años de estudio con el manual.”, asegura el crítico.
“No te imagino leyendo libros sobre cómo ser exitoso en tu juego. Después de haber estado en las calles de Villa Fiorito, el barrio en el que creciste en las afueras de Buenos Aires, puedo entender que los libros son bazofia para ti”, rememora Hughes.
“Un manual para cualquier cosa escrito por personas ajenas no te habría sacado de ese empobrecido pero en cierto modo feliz lugar. Tus habilidades lo hicieron. E incluso los ingleses que maldijeron la Mano de Dios en la Copa del Mundo de 1986 tuvieron que reconocer el genio con el que burlaste a seis hombres para anotar un segundo tanto en ese partido. Un genio, jugando con sus propias reglas”, reconoce el autor.
“Menospreciamos tu nombramiento como entrenador. Creímos que Julio Grondona, el presidente de de la Federación Argentina de Fútbol de 78 años, había perdido todo sentido de la razón al pedirte a vos, un ícono en descenso sin reconocimiento como técnico, que recoja un equipo roto y lo conduzca a través de esta Copa del Mundo. Bueno, demasiado para tan poca experiencia.”, sigue la carta.
El rendimiento del equipo parece haber hecho a Hughes cambiar de parecer. “Pase lo que pase entre Argentina y Alemania en Ciudad del Cabo el sábado, tu equipo ha sido la alegría de este torneo. Le has dado vida a una era excesivamente prudente en el deporte. Tus jugadores – Lionel Messi, por supuesto, Carlos Tevez, Gonzalo Higuaín y otros- dejaron de lado sus inhibiciones”, elogia el periodista
Hughes se refirió a cómo encontró el equipo Maradona y su manera de hacerlo jugar. “El grupo de jugadores que heredaste está claramente desbalanceado. Tenés más delanteros de los que necesitás, y muy pocos defensores de real calidad. Aun así, la mayoría de los entrenadores certificados se propusieron hacer lo que Brasil ha realizado durante el transcurso del torneo – defender con más jugadores y atacar de manera esporádica-. No así Maradona. Vos liberás al equipo, jugás a atacar, atacar y atacar”.
“Y cuando das licencia como has hecho con Messi, Tévez y compañía, también nos liberás. Cuando tu equipo destroza la cautela de sus oponentes, nos sentimos como niños que todo lo que quieren es ser delanteros. Tus payasadas en la línea lateral personifican esto”, prosigue Hughes en sus disculpas.
Los inicios y la desconfianza. Hughes hizo especial hincapié en su texto en los técnicos de manual y en el pasado de Maradona. En su actitud lúdica y sus gestos infantiles. “No nos engañamos, Diego, por el traje gris y los zapatos lustrados. Vemos a través de ese traje formal un hombre reviviendo su juventud, un hombre de 49 años que fue el genio del 86”.
“Alemania representa un verdadero desafío, especialmente para tu defensa. Sin embargo, no estamos seguros de que te preocupe cualquier oposición. Cuanto más lejos va tu equipo, más cerca estás de despojar el mito y la mística de que el el trabajo del técnico es una ciencia que sólo puede tener éxito a través de años de estudio con el manual.”, asegura el crítico.
“No te imagino leyendo libros sobre cómo ser exitoso en tu juego. Después de haber estado en las calles de Villa Fiorito, el barrio en el que creciste en las afueras de Buenos Aires, puedo entender que los libros son bazofia para ti”, rememora Hughes.
“Un manual para cualquier cosa escrito por personas ajenas no te habría sacado de ese empobrecido pero en cierto modo feliz lugar. Tus habilidades lo hicieron. E incluso los ingleses que maldijeron la Mano de Dios en la Copa del Mundo de 1986 tuvieron que reconocer el genio con el que burlaste a seis hombres para anotar un segundo tanto en ese partido. Un genio, jugando con sus propias reglas”, reconoce el autor.
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