No hay adjetivo calificativo para describir una pérdida humana. La tragedia que sufrió el trabajador BENITEZ en la planta de la empresa Dreyfus en Puerto Galván evidencia una cantidad innumerable de transgresiones a las normas de seguridad en trabajos de semejante envergadura.
Lamentablemente para que estas cosas cambien siempre es necesario que una vida pague las consecuencias. La familia no tendrá consuelo alguno, mientras que la empresa en breve no sólo llevará a cabo la construcción de la obra proyectada sino que es probable que quiera lavar todo el mal producido con dinero.
Ojalá estos episodios lamentables dejen de ocurrir, y es una verguenza que se haya tardado tanto tiempo en rescatar a una persona en una zona que se conoce que pueden producirse accidentes de tal magnitud.
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